Llegando rey todopoderoso, ante rumor de alma inquebrantable e incorruptible, a seducir moralidades ofreciendo banalidades, es que ante la reta fría:
- Oro y poder, riqueza y parapeto, ante ti poso y espero respeto.
…es que recibe la respuesta tranquila y sincera:
- No los quiero.
Con vehemencia y altanería, ante tal reto replica:
- Pues mujeres y alcohol, carne y festejo, por tu lealtad ofrezco y espero reflejo.
…con mirada fija, voz fuerte y directa.
- De lo mío, no me quejo.
Entre improperios y peyorativos, con violencia e impotencia:
- Pues muerte y castigo, pena y dolor, reciba usted mi “valiente” señor.
…de pie y derecho, valiente y mano en pecho.
- Muerte y llanto, pobreza o maltrato…sangre y tragedia, tortura o dolor…haga lo suyo mi alteza, oh! señor…pues sin miedo me postro y muero por amor.
(del reto de lo que confunde…ante la seguridad de lo que nos hace vivir)